Mi cumpleaños fue hace poco. Una fecha cualquiera en un calendario cualquiera, siempre me he preguntado, porque te felicitan cuando cumples años, ¿por qué sigues vivo? ¿Cuál se supone que es el logro por el que te felicitan? Mas que todo, siempre me he preguntado porque le dan una importancia especial a cierto número de cumpleaños. Este fue mi numero 18. ¿Celebramos qué? La mayoría de edad. La supuesta madurez.
Quizá tengan razón, cumplir 18 años no te hace maduro por default, pero por lo menos a mi me hizo darme cuenta del año 18, de ese que hubo desde que cumplí 17 hasta ahora. Sumando o restando un par de días (y un par de ocasiones), me gradué de bachiller, me separe de mis amigos de toda la vida, me separe de aquel que ya me quería separar, me mude dos veces, cambie de idioma, cambie de guion de escenario, de teatro, me quede sin actor secundario y sin protagonista.
Exploto una burbuja, se destruyo la jaula de hojalata bañada de oro. Estuve mucho tiempo sola, mucho tiempo para pensar, para reflexionar. Muchas tardes nubladas y redescubrimientos. Mucha melancolía, muchas lágrimas rotas. En el camino, para bien o para mal hubo un cambio. Madurez encontrada, me ocupo de mis asuntos, lavo mi ropa, cocine mi comida, limpio mi cuarto, limpio mi espacio. Han cambiado mis prioridades, soy una persona mucho más responsable y mantengo todo en orden. No me preocupo por nimiedades, por lo que la gente piense de mi. Ya no lloro tanto por todo, el águila cambio sus plumas y estas son más fuertes que las anteriores. Vuelo más alto.
Obvia inmadurez, por más que lo intento mi naturaleza desordenada sigue ganándome muchas batallas, sigo dejando todo para última hora, me siguen preocupando a veces cosas idiotas que no puedo cambiar (o que no tienen verdadera importancia), y muchas veces sigo dejando lo importante para última hora. A veces, lloro en las noches. Recientemente tuve que salir corriendo de clases porque empecé a llorar como una tonta al leer las felicitaciones de mi cumpleaños. Vuelo más alto, vuelo más rápido, me duele más al caer al suelo, no he aprendido a aterrizar y ya casi quiero alcanzar el sol.
La madurez quizá sea cosa de perspectiva, y eso en mi sí que ha cambiado bastante en un periodo relativamente corto, de todas formas, Un año mas, un año menos, sigo siendo la misma, para mal o para bien, un poco más fuerte, unos lentes distintos pero los mismos ojos. Nuevas plumas, mismas alas. Supongo que la gente te felicita porque muy internamente no están alegres en si por el aniversario de tu nacimiento, sino porque tú lo sigues celebrando junto a ellos. Porque sigues vivo, porque les importas, o quizá simplemente por mera costumbre.
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