Mentir

Por qué mentimos? Por una parte es para defendernos, porque vendrían consecuencias para nosotros si dijéramos la verdad. Por la otra, es para proteger al otro, porque hay verdades que hacen daño.

Suelo odiar las mentiras en todas sus formas, la hipocresía, historias inventadas, excusas falsas, normalmente traen cosas peores que lo que pretendían solucionar. Por lo tanto, no me gusta mentir, no me gusta ocultar, me gusta ser directa, honesta y clara. Pero como todos, no soy perfecta, y también suelo cometer errores, creo también que a veces soy muy fuerte cuando me autoevalúo.

La mentira más grande que he vivido, no fue una mentira enteramente, pero la mitad de una mentira no es una verdad (acabo de insertar una letra de una canción pop mexicana?!). Empiezo por decir que creo que nunca he amado de verdad, bueno no, eso es mentira, quiero a mis amigos, quiero a mi familia, me amo a mi misma (innegable), hablo en el sentido de lo que llaman esa pareja, esa alma gemela, ese novio, ese arrejunte, esa cualquier-nombre-que-le-quieras-dar. Para tratar de explicarme, en la juventud-adolescencia, se supone que te enamores, te vayas de cabeza, pienses que esa persona es toda tu vida y no puedes ni imaginar estar sin ella un segundo porque tu corazón se detendría y no volvería a latir. Pues a mí nunca me pasó.

Digamos que la única vez que tuve algo medio serio con alguien, fue durante el año pasado, y siempre supe era una cuestión de conveniencia personal, como así dirás? Pues muy sencillo, si me agradaba, me parecía simpático, un tanto atractivo y me hacía reír bastante. Pero ya, nada más, ni nada menos. Acepté estar en una “relación” simplemente porque nunca antes lo había estado, y quería saber cómo era la cosa, quería tener alguien con quien salir los fines de semana, a quién llamar cuando estuviese triste, a quien llamar “novio”, a quién pudiera presentarle a la familia, presentarle a mis amigas, de alguna manera llenar ese huequito que creía que tenía que ser llenado. Que farsa.

La verdad es que con el tiempo lo llegué a apreciar cada vez más, pero siempre supe que en verdad estaba mal. Como defensa propia, me apoyaba en el argumento de que a esta edad la mayoría de las relaciones que vez a tu alrededor son así, simplemente tu eres la única idiota que se pone a pensar en las cosas de esa manera y por eso sufres. Eso quizá nunca lo sepa con certeza, pero de todas formas, lo sigo pensando.
Tampoco sé si fueron las circunstancias, el hecho de que yo sea una persona que no le gusta que la controlen ni corrijan, y el en cierta forma es ese tipo de gente que por querer ayudarte se mete en asuntos en los que no tiene nada que ver, o el hecho de que los dos éramos muy orgullosos y tercos, de que yo no quería nada demasiado serio y él todo lo contrario. A fin de cuentas, no fue algo que duró mucho, unos 7 meses y medio creo, pero los últimos meses ya yo estaba un poco fastidiada, pero me parecía demasiado coñoemadre de mi parte cortar así como así porque bueno, ya, me fastidie de ti, no quiero que me controles, ah bueno, también, he llegado a la conclusión de que me gusta tu mejor amigo, pero no, no es que me guste, sino que como ya me fastidié de ti hablo con el porque me entiende mejor que tu…
En verdad, le llegué a decir que no era que él me había dejado de gustar, sino que me gustaba su mejor amigo, a ver si así se acababa todo y ya, era la excusa perfecta. Pero no, no funcionó.

Luego pensé, no chica, no seas así, total, en 2 meses él se va, y cuando regrese, tú ya te vas a haber ido, además, que fastidio sería cortar justo cuando vienen todas las graduaciones y actos y fiestas y cosas así, vas a quedar tu como la mala y nos vas a amargar la vida a ambos cuando en verdad todo puede seguir como está, salen cuando tienen un tiempo libre, y cuando no, cada quien por su lado y punto.
Así fue, tuvimos nuestros actos, nuestras fiestas, nuestra despedida. La verdad es que tengo que confesar que cortamos por teléfono, y lloré… No sé por qué la verdad, sabía que iba a pasar, lo estaba esperando, quería que por fin ocurriese, y sin embargo me sentí triste, muy triste. En verdad solo lo explico con el hecho de que de alguna manera lo llegue a querer bastante, y el hecho de que se fuera representaba que ya no iba a tener ese apoyo, esa excusa, ese escape, pero sobretodo, representaba que ya se había terminado esa etapa de mi vida. Ya, se terminó el colegio, ya, creciste, acéptalo, ya, dentro de poco te vas a ir del país, y ya, todo lo que conocías, ya no importa, porque ya todo cambió por siempre.

Esa noche esos pensamientos rondaron una y otra vez mientras veía la luna, aquella luna…

La primera vez que estuve lejos de el por mucho tiempo me llamo y me dijo, sabes porque la luna es de los enamorados? Porque cuando uno la mira, espera que la otra persona la esté mirando también.

Ese día sé que tu no mirabas la luna, esa noche, yo la miré hasta que se ocultó y salió el sol, llorando, pero no llorando porque esa mentira se terminó, sino porque dentro de pronto me iría, y todo lo que alguna vez llegue a querer no sería más que un recuerdo. Cuando salió, me dije a mi misma, que idiota eres, que terrible persona eres, que tremenda mentirosa eres.


Nota: Para escribir este post fueron necesarias altas dosis de Coldplay.

1 comments:

Johanna Puerta said...

wowwww dudeeeeeeee me cague de la risa jajajajaja es el mejor post que haz echo, hasta me medio conmovio..

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